La empresa matriz de Jeep ha ignorado las objeciones de la Nación Cherokee de que no debería usar el nombre Cherokee en algunos de sus productos.
Hace dos años, Chuck Hoskin Jr., jefe principal de la Nación Cherokee, le dijo a Car & Driver que quería quitar el nombre de su tribu de los modelos Jeep Cherokee y Grand Cherokee.
El propietario de Jeep, Stellantis, no ha hecho nada porque su gerencia entiende que cambiar el nombre de un producto importante perjudicaría las ventas. Eso no es una excusa, éticamente. Pone en duda la moral de la gestión.
Varias otras organizaciones que utilizan nombres indígenas han realizado cambios, ya sea por la presión pública o por decisiones éticas de la gerencia.
Uno de los más destacados fue el reemplazo del nombre del equipo de la NFL de Washington, los Redskins. El nuevo nombre del equipo es Washington Commanders.
En última instancia, la decisión sobre el nombre de Jeep recae en el CEO de Stellantis, Carlos Tavares. Tiene razones para no dejar caer el nombre Cherokee.
Las ventas de Jeep cayeron un 20% en el primer trimestre a 154.203.
Según Cox Automotive, el Grand Cherokee líder en volumen tuvo una disminución de ventas del 27% a 54,502 unidades. Las ventas de Cherokee están bajas, lo cual es una especie de justicia.
A decir verdad las ventas están bajas por su baja fiabilidad, ya que tanto Consumer Report como J.D.Power han puesto a los modelos de Jeep entre los menos fiables del mercado.