Cuando Jan Schmid y su equipo de diseñadores exteriores se propusieron dar forma al Tourbillon, se enfrentaron a un desafío que define a la marca: ¿cómo honrar más de 115 años de arte automovilístico e impulsar la marca hacia una nueva era?
Para Schmid, Jefe de Diseño Exterior de Bugatti, la respuesta radicaba en lo que él llama «encontrar el equilibrio perfecto entre lo que es un Bugatti y lo que puede ser en el futuro».
El resultado es un hiperdeportivo que conserva el renombrado lenguaje de diseño de Bugatti, pero lo reinventa con precisión y propósito. El último capítulo de la serie documental «Una Nueva Era» de Bugatti explora esta evolución, revelando cómo herencia e innovación convergen en cada detalle.
Cada ángulo del Tourbillon cuenta una historia. La icónica parrilla en forma de herradura, más baja y ancha que en cualquier Bugatti anterior, enmarca un frontal que parece lanzarse hacia adelante.
Pero esto no es simplemente escultórico. Schmid y su equipo moldearon cada milímetro con precisión, asegurándose incluso de que la matrícula europea encajara a la perfección en las curvas de la herradura, manteniendo la integridad aerodinámica y estructural.
“Se trata de lograr que un Bugatti sea reconocible como tal desde cualquier ángulo, incorporando los elementos esenciales de nuestro ADN de diseño”.
Jan Schmid
Diseñador Jefe de Exteriores de Bugatti
La herradura se complementa con la acentuación del fuselaje y la línea central; un rasgo que se remonta a la columna vertebral remachada del Type 57 SC Atlantic. En el Tourbillon, esta línea central fluye desde el morro hasta la zaga, culminando en la tercera luz de freno, integrada en la propia columna vertebral.
La distintiva Línea Bugatti, que se extiende desde el pilar A rodeando la cabina antes de regresar con precisión al frontal del coche, crea lo que Schmid describe como “una impresión de salto hacia adelante”.
Esa curva definitoria acentúa y realza el perfil lateral del coche, donde cada superficie parece cargada de movimiento y lista para acelerar. A lo largo de su trazado, define la división del icónico diseño bitono de Bugatti, un elemento distintivo que se remonta a las primeras creaciones de la marca.
El perfil lateral del Tourbillon es una audaz declaración de estilo. Su marcada curvatura, que recuerda a una botella de Coca-Cola, se estrecha hacia adentro antes de ensancharse sobre la parte trasera, otorgándole al automóvil un gran dramatismo visual.

Este tratamiento escultórico celebra la proporción, ofreciendo una interacción única entre ligereza y robustez.
Una mirada más atenta al frontal del Tourbillon revela una notable proeza de ingeniería. A pesar de compartir prácticamente las mismas dimensiones que el Chiron, el Tourbillon logra incorporar más espacio para equipaje, un eje delantero eléctrico y un intrincado sistema de conductos aerodinámicos, todo ello con una menor altura al suelo.
El secreto reside en la perfecta colaboración entre diseño e ingeniería, transformando la función en escultura.
Los faros ejemplifican esta filosofía. Compactos pero inconfundibles, se integran en lo que Bugatti denomina el «guardabarros volador», que cumple una doble función. Visualmente, acentúa el empuje hacia adelante del fuselaje.
Funcionalmente, canaliza el aire por debajo del guardabarros y lo expulsa por la parte superior, alimentando los radiadores laterales y las tomas de aire. La vista lateral revela una interacción dinámica entre el guardabarros delantero, de diseño preciso y con una larga línea de pliegue que se extiende hasta la toma de aire lateral, y el robusto y esculpido guardabarros trasero.
En la parte trasera, el guardabarros del Tourbillon se integra a la perfección con la cubierta, donde un alerón trasero activo se despliega solo cuando es necesario. Debajo, el compartimento del motor abierto exhibe el imponente plenum del V16 atmosférico.
Más de 124 elementos LED individuales forman una única luz trasera monobloque que recorre el contorno de la parte posterior de extremo a extremo, con el logotipo de Bugatti iluminado en el centro.
Debajo de esta, las salidas de aire extraen el aire caliente de los radiadores laterales. Las ruedas traseras expuestas y el difusor de montaje alto, que comienza detrás del asiento delantero, crean una apariencia ligera y estable, a la vez que aceleran el aire hacia atrás con eficiencia.
“Todo funciona a la perfección. El nuevo conjunto, el diseño… realmente hemos demostrado las capacidades del Tourbillon”.

Jan Schmid
Diseñador Jefe de Exteriores de Bugatti
Cuando se le pide que elija su elemento favorito, Schmid no duda.
“Tengo que destacar la forma del guardabarros trasero. De hecho, está inspirado en la proporción del guardabarros trasero del Veyron, con su amplitud basada en el reflejo y la majestuosidad de la superficie.
Estoy particularmente satisfecho con el resultado y cómo aporta fuerza y musculatura al coche, realzando su presencia y proporción generales”.
Jan Schmid
Diseñador Jefe de Exteriores de Bugatti
El Tourbillon es prueba fehaciente de la filosofía perdurable de la marca: crear belleza mediante la interacción simbiótica de elementos gráficos distintivos que se fusionan a la perfección con amplias superficies esculturales. El resultado es una forma inconfundiblemente Bugatti.




